La tendencia de vivir en casas hechas con contenedores marítimos

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Feb 25, 2024

La tendencia de vivir en casas hechas con contenedores marítimos

El Estadio 974, en Doha, Qatar, diseñado por el estudio español Fenwick Iribarren Architects para la Copa del Mundo del año pasado, se construyó utilizando contenedores de envío estándar y elementos modulares de acero. Ocho años

El Estadio 974, en Doha, Qatar, diseñado por el estudio español Fenwick Iribarren Architects para la Copa del Mundo del año pasado, se construyó utilizando contenedores de envío estándar y elementos modulares de acero. Hace ocho años, Ámsterdam albergaba el barrio de contenedores marítimos más grande del mundo, Keetwonen. Estados Unidos es uno de los países pioneros en la construcción de viviendas con estas unidades, particularmente en zonas urbanas donde existe una necesidad urgente de vivienda asequible. Australia y Reino Unido, entre otros, también han adoptado este método de construcción, que es más económico y mucho más rápido que el tradicional; ha sido probado durante años en diferentes países y está en sintonía con la tendencia global de incrementar el uso de materiales reciclados y promover una economía circular.

Esta práctica también ha llegado a España, aunque allí todavía es nueva y algunos la ven con recelo. “La demanda ha aumentado exponencialmente desde la crisis del Covid-19, pero todavía no está asociada a una sensación de confort”, afirma Juan Pedro Fuentes, director de J&J Containers, empresa española especializada en la transformación de contenedores. Uno de los proyectos que están construyendo es para una mujer con problemas de movilidad. “A ella le cuesta subir escaleras todos los días, entonces vendió su casa y le estamos construyendo una casa de 90 metros cuadrados [970 pies cuadrados] con tres contenedores”, dice Fuentes.

Además de para las personas que buscan viviendas asequibles, este recurso se ha empleado en España como solución para familias en situación de vulnerabilidad. La ciudad de Barcelona fue pionera en la construcción de viviendas hechas con contenedores: ya cuenta con dos edificios de alojamiento temporal. Su ejemplo fue seguido posteriormente por la isla de La Palma, que lo utilizó como forma de afrontar la emergencia provocada por la erupción de su volcán en 2021.

Los precios varían según los materiales utilizados, pero rondan los 1.350 euros (1.500 dólares) por metro cuadrado. Sin embargo, “a partir de 800 euros (885 dólares) el metro ya se pueden conseguir materiales de gran calidad”, afirma Miguel Ángel Rojas, técnico comercial de Mundo Contenedor, una empresa española que ha construido cerca de un centenar de viviendas de este tipo. Las casas están listas para amueblar y los baños están incluidos. Otra ventaja es el tiempo de construcción, que oscila entre tres y cinco meses.

Los desarrolladores e inversores están empezando a ver la fórmula como un negocio viable. “Estamos estudiando con un inversor español la promoción de 100 apartamentos tipo contenedor de tres plantas en Motril (Granada) con el objetivo de alquilarlos”, afirma Rojas. El alquiler turístico está ganando protagonismo entre los pedidos que reciben las empresas de reciclaje de contenedores. “Son proyectos para montar cuatro o cinco casas en contenedores independientes y alquilarlas. Tenemos peticiones en Madrid y en Portugal, pero todavía están tramitando el tema de los permisos”, afirma Fuentes.

Las empresas compran a grandes navieras contenedores que ya no son aptos para el transporte marítimo, pero cuya estructura está en buen estado. “Las utilizamos para darles una segunda vida y convertirlas en viviendas, o para hacer cualquier otra modificación”, afirma Fuentes. Pueden convertirse en chiringuitos, gimnasios, piscinas, food trucks… Están fabricados en acero Corten, que es resistente a la corrosión y oxidación. Para las viviendas suelen optar por contenedores frigoríficos, porque ofrecen aislamiento térmico gracias a sus paneles de poliuretano, lo que les ayuda a mantener una temperatura controlada. El coste de estas unidades de segunda mano, preparadas para soportar temperaturas extremas, es de 1.900 euros (2.100 dólares); si están refrigerados, pueden llegar hasta los 3.500 euros (3.900 dólares). Hay compradores privados con conocimientos de bricolaje que compran directamente estos contenedores y hacen ellos mismos el trabajo, aunque las empresas advierten de un aumento de estafas en la venta online.

Hay dos tamaños estándar. Los contenedores de 6 metros (20 pies) de largo tienen un espacio de 15 metros cuadrados (161 pies cuadrados), y los de 12 metros (40 pies) de largo tienen 30 metros cuadrados (323 pies cuadrados). El ancho es de 2,44 metros (8 pies) y “tienen una altura especial de 2,90 metros (9,5 pies) para que cuando estén aislados cumplan con la normativa”, dice Fuentes. Sin embargo, el diseño no se limita a estos dos tamaños, ya que los muebles se pueden unir, separar o apilar, para crear originales diseños.

El secreto para convertir estas unidades en hogares confortables radica en su aislamiento; por eso es importante encontrar un profesional con experiencia que pueda evitar que la casa se convierta en un horno en verano y en un frigorífico en invierno. “Utilizamos poliestireno extruido y lana de roca en abundancia para darle un buen aislamiento térmico y acústico. También creamos una cámara de circulación de aire de 50 centímetros en la parte superior e instalamos paneles sándwich”, explica Fuentes.

No es raro que los propietarios de este tipo de construcciones opten por incorporar energías renovables, como paneles solares o aerogeneradores, así como sistemas de recogida y filtración de agua de lluvia y equipos de tratamiento de aguas residuales. El aire acondicionado está instalado en todas las viviendas, y los sistemas de calefacción más habituales son la electricidad, la aerotermia, el gas y la biomasa. “Me atrevería a decir que no tiene nada que envidiar a una casa tradicional, siempre y cuando se haga bien la fabricación”, afirma Fuentes. Por fuera, los contenedores pueden revestirse con cualquier material, como madera, revestimiento de ladrillo o piedra, o simplemente conservar su aspecto industrial.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que un trabajo mal hecho puede afectar mucho a la sensación de confort. Ésa es una de sus principales desventajas. Además, se debe examinar atentamente el estado del recipiente. “La base puede estar oxidada porque estuvieron usadas durante años”, dice Rojas. Eso es precisamente lo que ocurrió con las casas de La Palma, que se oxidaron cuatro meses después de ser entregadas a sus propietarios. Para los clientes más reacios, existe otra alternativa: utilizar módulos, también de acero, pero fabricados desde cero. La estética es la misma, aunque permiten anchos de tres metros (10 pies) y son nuevos. Su chapa se sustituye por aislamiento. El precio final de las viviendas, sin embargo, no varía mucho. Ya sea un contenedor o un módulo nuevo, sólo queda llevarlo a su destino, lo que cuesta entre 1.000 y 2.500 euros (entre 1.100 y 2.800 dólares), dependiendo de la distancia que deba transportarse.

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